sábado, 23 de octubre de 2010

He . . .

Y ve como de nuevo derrama la acidez,
Como con ironía se ríe de la situación,
La manera tan ligera como tropieza con
la misma piedra.

Esas ganas de sentir el dolor, el querer
albergarlo otra vez,
Más de veinte mil horas con la necia
meditando la cuestión.

Y como si no hubiera sido suficiente,
se va hundiendo con ansias, inmejorablemente,
en la P E R D I C I Ó N.

Y así cada día, acostumbra al espectro a la ADICCIÓN, para no sorprenderse. Y llegando a lo más altivo, se atropella sin compasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario